Marcos Rivas, el "Hombre Equipo" del Atlante, jugó las 11 posiciones dentro del terreno de juego. Compartimos el reportaje de Enrique Ballesteros acerca del "Mugrosito".
En una maleta vieja, Marcos Rivas Barrales (25 de abril de 1947) guarda sus recuerdos, en especial, aquel que documenta la hazaña del hombre 11. Un instante que el “mugrosito” del Atlante ni siquiera soñó. Si de niño jugó al futbol, sólo fue para divertirse, aunque, con el tiempo, el llamado del balón fue irresistible.
Inclusive, yo fui chofer de una línea que se llamaba Villa-Colones, de por aquí, de la colonia Nueva Tenochtitlán – platica el propio Marcos- y los mismos muchachos me decían: “vete a probar a un equipo, tu puedes, tienes muchas cualidades”, y dije, pues, lo voy a intentar y fui muy persistente.
Tanta fue su persistencia que llegó a ser profesional en 1968 con el equipo de sus amores: el Atlante. Como casi todos los jugadores de su tiempo, fue bautizado con el singular apodo de el “mugrosito”. Esta es la anécdota arrancada de su ronco pecho.
Me decían el “mugrosito” y se lo debo a Mario Pérez Guadarrama, el “pichojos”. En el Centro de Capacitación había una alberca y nos metimos a nadar. Nos tiramos al agua y, por desgracia, en la tarde llovió y estaba ahí concentrada la selección y Mario se aventó el chascarrillo: “mira a los mugrosos del Atlante como dejaron la alberca”, le dijo a Ángel Fernández, “sí, fue el mugroso de Marcos” y de ahí fue el apodo que me puso a través de Mario, Ángel Fernández.

“Empiezo como extremo por Manolete. Posteriormente, juego por Ernesto Cisneros, de centro delantero. Después, por Norberto Boggie. Sigo de lateral, por Sergio Negroe. Continúo de central, por Perico González, y luego por Gisleno Medina. Después, juego de lateral izquierdo, por Cremonini y así me voy paso por paso”, puntualiza.
Durante cinco años, de 1968 a 1973, fue cambiando el número de sus dorsales, del 1 al 11, como lo marcaba el reglamento. “Y así me voy, uno por uno, y en 1973 cumplí el requisito de haber jugado las once posiciones, jugando contra Pumas, en Ciudad Universitaria. Expulsaron a Rafael Puente, ya no había cambios, se habían hecho los dos cambios y le pido el suéter a mi compadre Armando Franco (arquero suplente). Me pongo de portero y por fortuna, hasta le detengo un penal a Leonardo Cuellar en ese partido”.
Cuenta Marcos que Rafa Puente pasó largos ratos enseñándole los secretos de la defensa del marco, pero cada una de las once posiciones que jugó le sacuden la memoria.

Marcos Rivas, el hombre equipo, formó parte de la selección mexicana del mundial México 70. Salió del Atlante para jugar con América, en donde no le fue nada bien, a pesar de la buena oferta económica. Formó parte de los legendarios Leones Negros de la Universidad de Guadalajara y de los Esmeraldas de León. El “mugrosito” fue de aquellos que vivió cada momento de su carrera. Jugó de primera intención.
“La oportunidad, a veces se presenta una vez en la vida y hay que aprovecharla”, dice el que podría ser el único hombre once del mundo.
Lee la nota en el blog "El otro lado del balón" de Enrique Ballesteros.
ENORME JUGADOR ESTE SI QUE ES ATLANTISTA NO COMO LOS DE AHORA QUE SON DE DIFERENTE CORAZON YO LO CONOSCO DESDE 1970 Y NO HAY OTRO IGUAL DIOS TE BENDIGA MUGROSITO...
ResponderBorrarExtraordinario jugador como los de su época. Si el apodo se lo puso el Pichojos que jugaba en ese tiempo con América, éste no era de fina estirpe, mas bien ñero del centro del D.F. Pero bien, ese comentario se escuchaba para todos los atlantistas desde infantiles y juveniles cuando compartí con el equipo en fuerzas inferiores con el entrenador Ricardo Mancera en el parque Miguel Alemán de Lindavista, con otros vecinos de la gloriosa Santa María la Ribera.El dueño era el Gral. Nuñez.
ResponderBorrarEsta época de Marcos fue excelente cuando el Atlante era un equipo durísimo para los contrarios y de gran reconocimiento con su identidad en todo el D.F.